domingo, 26 de agosto de 2012
Soy una viciosa obsesiva de tus cuentos, me encanta escucharlos en cualquier momento, e incluso a veces me introduzco en ellos, vivo tus historias, soy la protagonista de ellas, la marioneta del guionista, me muevo de un lado a otro sin rumbo fijo, pues no hay un destino perenne. Mi corazón ha pasado a ser un órgano idiota, es manco y ciego, y creo que también mudo.
En cuanto al paisaje del cuento, es un infierno fatal del que nunca podré prescindir, de no ser que el príncipe se convierta en rana de nuevo.
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